lunes, 25 de febrero de 2008

Consejos para formar hijos delincuentes

La Dirección General de la Policía de Seattle (Washington) ha confeccionado un informe que entrega a los padres cuando los hijos son llevados a la comisaría por haber hecho algo incorrecto. También lo han entregado a los colegios para que lo difundan entre las familias.
Este informe pretende llamar la atención de los padres sobre su enorme responsabilidad y sobre la tremenda influencia que con sus malos ejemplos y una errónea formación pueden ejercer sobre sus hijos.
He aquí los diez puntos del informe:
1. Dadle todo cuanto desee: así crecerá convencido de que el mundo entero le debe todo.
2. Reídle todas sus groserías, tonterías y salidas de tono: así crecerá convencido de que es muy gracioso y no entenderá cuando en el colegio le llamen la atención por los mismos hechos.
3. No le deis ninguna formación espiritual: ¡ ya la escogerá él cuando sea mayor!
4. Nunca le digáis que lo que hace está mal: podría adquirir complejos de culpabilidad y vivir frustrado; primero creerá que le tienen manía y más tarde se convencerá de que la culpa es de la sociedad.
5. Recoged todo lo que vaya dejando tirado: así crecerá pensando que todo el mundo está a su servicio; su madre la primera.
6. Dejadle ver y leer todo: limpiad con detergente, que desinfecta, la vajilla en la que come, pero dejad que su espíritu se recree con cualquier porquería. Pronto dejará de tener criterio recto.
7. Padre y madre discutid delante de él: así se irá acostumbrando, y cuando la familia esté ya destrozada lo encontrará de lo más normal, no se dará ni cuenta.
8. Dadle todo el dinero que quiera: así crecerá pensando que para disponer de dinero no hace falta trabajar, basta con pedir.
9. Que todos sus deseos estén satisfechos al instante: comer, beber, divertirse,…¡de otro modo podría acabar siendo un frustrado!
10. Dadle siempre la razón: son los profesores, la gente, las leyes… quiénes la tienen tomada con él.
El informe de la policía de Seattle, dirigido a las padres, termina diciendo: “Y cuando su hijo sea ya un delincuente, proclamad que nunca pudisteis hacer nada por él”.
Educar no es jugar, ni entretener. Educar es adquirir destrezas, acumular conocimientos, despertar inquietudes activas y aprender formas de convivencia que eviten el capricho del mal criado.
Cuando un alumno, con su actitud en clase, priva a otro de su derecho a la educación, está cometiendo un delito. Y hemos de “hacer algo” para proteger a los, muchos alumnos, que lo hacen bien.
Algunos padres piensan que querer a sus hijos es defenderlos frente a los jueces, la sociedad y los profesores “que les tienen manía”.
En educación lo que más cuesta no es poner límites sino mantenerlos con convencimiento. No debemos tener miedo a educar.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

DISCIPLINA PERO CON RESPETO

Acabamos de leer el artículo titulado “Cómo formar a hijos delincuentes”, publicado en el pasado mes de febrero, que nos ha suscitado la siguiente reflexión, que esperamos sea publicada íntegra.

Así, sin más, están muy bien las reflexiones de la policía de Seatle, que se comentan en este blog, pero eso no implica de ningún modo que la policía tenga derecho a maltratar a los ciudadanos o a los detenidos de palabra u obra, excesos que estamos hartos de ver en la TV tanto por parte de la temible policía de Estados Unidos como aquí mismo, en España, últimamente con las brutales palizas de los Mossos de Esquadra en Barcelona o hace bien poco con la mafia de la policía local de Coslada (Madrid), por poner sólo dos ejemplos recientes.

Reflexión que, aplicada al IES Santa Pola, nos hace valorar muy positivamente la disciplina imperante en el mismo, pero evidencia así mismo que el sarcasmo, los malos modos, los insultos o las humillaciones hacia los alumnos no son de ningún modo justificables con la excusa de mantener el orden o proteger al resto de los alumnos. Al fin y al cabo no son sino violencia, pura violencia (por cierto, una de las conductas familiares generadoras de “delincuentes”, según la nota de la policía).

La familia sobre todo, pero también el entorno social, son los principales responsables de la educación de un muchacho. De eso no cabe duda. El colegio y el instituto es bueno que sean un reflejo de lo que es la sociedad, que premia el buen trabajo y la buena conducta, pero que también penaliza la vagancia y las conductas antisociales. Un instituto permisivo ejercería sobre los estudiantes la falsa percepción de que en la sociedad adulta sucede lo mismo.

De todas formas y a pesar de que apoyamos la disciplina, no siempre tiene la razón “la autoridad”. Como en todo, hay conflictos en que la responsabilidad apunta al profesor y, en cualquier caso, la autoridad ejercida con violencia o desprecio carece de justificación y pierde todo su valor educativo.

Para acabar, agradecería que se suprimiera la catalogación de “delito” en el siguiente párrafo: “Cuando un alumno, con su actitud en clase, priva a otro de su derecho a la educación, está cometiendo un delito”. Podría pensarse que el que lo ha escrito se siente más policía que profesor o ve a los alumnos más como potenciales reos que como estudiantes.

Unos padres responsables y atentos.

Anónimo dijo...

¿puedes citar la fuente de donde has sacado la información?
el texto es muy parecido al decálogo para formar delincuentes que escribió el juez de menores emilio calatayud